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jueves, 24 de diciembre de 2015

Hedilla habla por Radio Salamanca. ¡Feliz y revolucionaria Nochebuena!


Un año más tarde daría la reacción franquista una orden de confinamiento y pena de muerte contra Hedilla (que más tarde se le derogó) por oponerse al decreto de unificación del 19 de abril de 1937 que convertiría a FE-JONS en una herramienta para la creación de una mediocridad burguesa-conservadora que nada tenía que ver con el Estado Sindical y Nacional por el que lucharon los falangistas desde 1933. Dicha unificación fue la unión de carlistas (tradicionalistas y monárquicos) con falangistas (republicanos y revolucionarios). Se le añadió la ''T'' de 'tradición' a nuestras siglas y Franco se autoproclamó Jefe Nacional de FET y de las JONS (Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista). Por no hablar de que desde 1937 a 1941-42 se estuvieron encarcelando y fusilando falangistas por los mismos motivos que llevaron a Manuel Hedilla a la cárcel.

A continuación os pondré el discurso pronunciado por Inter-Radio Salamanca, conectada a todas las emisoras y retransmitido a Hispanoamérica, por el camarada y Jefe de la Junta Provisional de Falange Española de las JONS, Manuel Hedilla Larrey el 24 de diciembre de 1936. 

Camaradas: vengo a dirigiros la palabra en esta Nochebuena, familiar siempre, y que tan dura y dolorosa se ha presentado este año. Me dirijo a todos los falangistas, pero especialmente os hablo a vosotros, a los que vivís estas horas de lucha, de vida y de muerte en los frentes de guerra, entre la nieve y el frío, dando vuestra vida por España y por nuestro Movimiento, y que en esta Nochebuena estáis alejados de vuestro hogar. Porque sois alma y carne de la Falange, van primero a vosotros mis salutaciones, y os digo que en estos momentos, más que nunca, nuestros pensamientos están con vosotros. Héroes de cien victorias y de innumerables sufrimientos, habéis comprendido el espíritu que la Falange proclamó. Y sufriendo con abnegación y con valor habéis sabido cumplir en silencio con vuestro deber, a veces mal equipados y mal abastecidos por las exigencias de la guerra; pero jamás olvidados pues sois y seréis siempre ejemplo y columna de la España firme, castrense y eterna que la Falange ha de construir.


Os voy a hablar del pasado inmediato de la Falange, de nuestro programa y de nuestra orientación para el porvenir. Mientras vosotros habéis luchado cara a cara con el enemigo, han sucedido toda una serie de cosas en la retaguardia. Se han vencido dificultades innúmeras, derivadas del increíble crecimiento de Falange Española. Nuestro programa, el intangible programa de los 27 puntos, queda y quedará intacto y se van a tomar orientaciones para poner inmediatamente en práctica el espíritu de nuestra doctrina, en la medida posible. Os quiero hablar de todo esto, porque vosotros, camaradas de la primera línea, debéis estar enterados más que nadie de la ruta de la Falange. Antes del movimiento revolucionario que estamos sosteniendo, ya sabéis todos vosotros de nuestra soledad combativa. Todos recordaréis, y España entera no debe olvidarlo, cómo mientras los partidos de derechas se limitaban a hacer discursos estériles o acomodaticios en el parlamento, Falange Española daba la cara a el marxismo en la calle, sufriendo persecuciones de los rojos y del mismísimo gobierno de la República democrática y conservadora.

Entonces supimos luchar y vengar a nuestros caídos, valiéndonos nuestra gallardía el que los corazones limpios acudieran a nuestras filas en las que dar la vida y la hacienda por España, era nuestra doctrina. Formados así este movimiento nos encontró a punto y en línea espiritualmente, a todos preparados. Pero con nuestros locales clausurados y con nuestros jefes en las cárceles, en manos de los enemigos. No obstante estar mutilada, Falange no sucumbió, porque su doctrina es inmortal. Es la expresión de la Justicia divina en el siglo. Pasó entonces algo que no se registra en los anales de ningún movimiento de la historia: que la Falange, que había perdido lo mejor de sus mandos, se irguiese espléndida, creciese en proporciones increíbles y diese a la Patria debilitada por muchas traiciones, sus mejores hombres, dispuestos a morir ante la invasión asiática que trataba de asolarnos. Ellos están presentes en nuestro afán. Sus nombres, su heroísmo o su martirio, es lo que os impulsa a vosotros irresistiblemente a la victoria. La Falange quedaba sin organización, sin guías, sin dinero, sin propaganda. Sólo el milenario instinto del pueblo español comprendió lo que había sido la Falange. Ahora comprende, bajo nuestras banderas, lo que España será. Y así se entregó en cuerpo y alma a nosotros.

Nuestra organización ha tenido un crecimiento rapidísimo, todos lo sabéis. Y cuando una criatura crece rápidamente, cuando un muchacho se hace hombre de súbito, sus músculos no pueden seguir el ritmo del crecimiento, y al principio padecen una laxitud que sólo mas tarde desaparece, con el ejercicio de la vitalidad, recobrando el organismo sus formas y su vigor definitivos. Algo semejante ha pasado con Falange Española. Debido al rápido crecimiento no somos todavía una organización perfecta. Hay muchísimas cosas que se pueden mejorar y que se mejorarán. No obstante estos defectos naturales, el pueblo español forma parte de nuestras filas y nos presta ahora su apoyo denodado, en dinero y en sangre, pues reconoce nuestro temple militar, que nos hace cumplir lo que prometemos y ve en el nacionalsindicalismo la salvación de España. Con esta ayuda del pueblo hemos empezado a equipar y a mandar centurias y centurias de falangistas. Y digo equipar, aunque no fueron hombres equipados los que pudimos mandar al principio, sino héroes de España, con el pecho desnudo y la divina fiebre del patriotismo en la frente, tocada con el humilde gorro de falangista. Sin elementos, sin dinero, sólo con la devoción entusiástica del pueblo español, se ha podido hacer el milagro de tener en la primera línea de la gran epopeya a muchos millares de falangistas. Calculad, camaradas, por lo que cuesta armar, equipar y mantener a un hombre, el volumen de esfuerzo realizado y el entusiasmo de el pueblo, por nuestro movimiento. Y una vez resuelto el problema de enviar a los hombres ya equipados a el frente para defender a la Patria, en peligro, ha venido a nuestras manos la tarea de llevar a cabo nuestro programa social, asistiendo a las familias necesitadas en estos tiempos de guerra. 

Yo os confieso que ha habido momentos dificilísimos para nosotros. Y si no han sido insuperables, fue por vuestra conducta en el frente, que nos dio ánimo para encontrar soluciones. Mientras nosotros estábamos resolviendo estas dificultades, vosotros, mal equipados y con la sonrisa en el rostro, hicisteis frente a un enemigo mucho más numeroso, que poseía las mas modernas ametralladoras, mientras vosotros solo teníais fusiles. Y que poseía cascos de acero, mientras vosotros solo teníais el gorrillo del uniforme ya glorioso en la historia, como un casco imperial. Tuvisteis que soportar raciones escasas, mientras enfrente reventaban los fardos de víveres, adquiridos con el oro del saqueo. Con estas deficiencias, como soldados de España, supisteis escribir páginas de canción de gesta que la Patria no olvidará y cuyo relato sería inacabable. Igual que sería de inacabable el relato de las impávidas gallardías de tantos camisas azules que han desafiado a la muerte en territorio rojo y han convencido a nuestros enemigos, asombrados, de que la Falange es valor y abnegación. Así lo demostraron los camaradas que en San Sebastián murieron gloriosamente. Y los que en Madrid conducidos al campo de fusilamiento por los milicianos, gritaron al pasar ante otro grupo, nuestro ¡¡¡Arriba España!!!, para morir acribillados a balazos. Y aquella otra camarada, aquella muchacha, casi una niña, que murió después de haber estado ametrallando desde un camión a los rojos en Barcelona durante varios días.

Así, por lo que fuimos y por lo que somos, Falange Española está orgullosa de vosotros, ¡camisas azules de primera línea! Y la preocupación de la Junta de Mando es corresponder como merecéis, después de tanto heroísmo y tanta abnegación. Es para nosotros una obligación corresponder a tanto valor y a tanto sacrificio. Y es mi aspiración poder llevar a todas nuestras filas y organismos, hasta el fanatismo, el espíritu de nuestra doctrina, por la que vosotros andáis alegremente entre la muerte y la vanguardia. Por eso ahora me dirijo a la retaguardia, a ese sinnúmero de gentes de la segunda línea, magníficamente equipada: con esas imponentes botas marciales, esos capotes y esos guantes de piel. ¿No creéis, camaradas, que el espíritu de la Falange os obliga a dar todo esto inmediatamente a los camaradas del frente, que con los pies helados y el cuerpo frío, hacen guardia perenne en las montañas? Yo os requiero a esta ofrenda voluntaria y deseo que nadie que no esté en el frente lleve equipo de primera línea. Así pues, hoy, primer día de Navidad, en todos los centros de Falange Española se recogerán estos donativos y cada oficina los remitirá inmediatamente a sus respectivas centurias.

Al despojaos de estas ropas, falangistas de retaguardia, pensad que cumplís con un deber de patriotas, y sobre todo, de falangistas. También os digo a vosotros, los de primera línea, que espero que acabe la guerra para que vengáis a tomar parte en la gran obra de reconstrucción nacional, para que de entre vosotros, los que habéis tenido el valor de enfrentaros con la muerte cara a cara, salgan los escultores de la nueva España, pues el temple de Falange Española es ser militar, y soldados tienen que ser sus dirigentes. Con nosotros habéis de emprender la tarea de educar a el pueblo español, dentro de el estilo y el espíritu de la Falange, para salvar de la sordidez y la roña al pueblo y para conseguir que pueda enorgullecerse ante cualquier otro de la tierra. Esta labor la damos ya por empezada. Vosotros debéis sentiros ya protagonistas de ella y empezar ya, ahora mismo en ese frente de batalla. Las centurias de Falange tienen que convertirse, en poco tiempo, en modelo de orden, limpieza y camaradería. Me dirijo a vuestros jefes para que se preparen a trabajar intensamente por el logro de este ideal de cultura y buen estilo. Pronto os llegarán disposiciones que cumpliréis fielmente, y pronto se instituirá un sistema de inspección para que se aparte a gente indeseable y se purifiquen los mandos, si hubiese necesidad. Igual que nuestro deber es educaros, esperamos que comprendáis que vuestro deber es sentiros sangre y cuerpo del pueblo español. Pensad vosotros, falangistas, que sois hijos del pueblo y que os debéis a él. ¡Que por donde pase ondee bien alto el pabellón rojinegro de Falange Española de las JONS!

Preguntaros en cada momento si el acto que vais a realizar es digno del espíritu que representa vuestra camisa azul. Sembrad el amor por los pueblos por donde paséis. Tratad de un modo especialmente cordial y generoso a los campesinos y a los obreros. Porque ellos son, por ser españoles y por haber sufrid, nuestros hermanos. Y me dirijo ahora a los falangistas que se cuidan de las investigaciones políticas y policiales de las ciudades y sobre todo en los pueblos: Vuestra misión ha de ser obra de depuración contra los jefes cabecillas y asesinos; pero impedid con toda energía que nadie sacie odios personales y que nadie castigue o humille a quien por hambre o desesperación haya votado a las izquierdas. Todos sabemos que en muchos pueblos había (y hay) derechistas que eran peores que los rojos. Quiero que cesen las detenciones de esa índole. Donde las haya habido, es necesario que os convirtáis vosotros en una garantía de los injustamente perseguidos. Y allí donde os encontréis, estad resueltamente dispuestos a oponeros a procedimientos contra los humildes.

La Falange ha de estar en todos los sitios con la cara alta para defenderse de sus muchos enemigos. Y no hagáis sino sembrar amor, allá por donde paséis, dando el ejemplo que merecemos. Finalmente: Hay personas en nuestra retaguardia que no encuentran trabajo mejor que hacer por la Patria que el sembrar odio contra Cataluña y las Provincias Vascongadas. Y cada vez que, revolviendo viejos fondos y viejas cuentas, han logrado su propósito, quedan satisfechos como si hubieran logrado una gran acción. La doctrina de Falange es de amor y no de odio, de unión y no de desunión. En Cataluña como en todas partes, hay españoles malos y buenos: A nadie se le ocurrirá propagar odios contra los madrileños porque Madrid sea rojo en estos momentos. Y sabed que en Bilbao y en Barcelona la gran mayoría de los que nos combaten no son vascos ni catalanes, sino escoria y hampa de todas las ciudades españolas. Mis últimas palabras, camaradas, en esta noche de aniversario solemne, han de ser una invitación para que sigáis, como hasta hoy, cumpliendo con vuestro deber como soldados. Cumplid luego vuestro deber como ciudadanos; es decir como miembros de esta grande y magnífica hermandad que es España. Estad seguros de que en la retaguardia se defiende y se defenderá el ideal por el que vosotros lucháis, y que es esta doctrina de la Falange Española, que tantos mártires ha sabido sembrar en los campos de España.

Yo, como jefe de la Junta de Mando, os prometo que nuestras doctrinas no serán vulneradas. ¡Camaradas todos! Oíd bien las consignas de lucha y de redención por las que los hombres de las Falange se baten y mueren: ¡Brazos abiertos al obrero y al campesino! ¡Que sólo hay una nobleza: La del trabajo! ¡Que sólo haya una clase: La de los españoles! ¡Que desaparezcan los caciques de la industria, del campo, de la banca y de la ciudad! ¡Que sean extirpados los holgazanes! ¡Que haya trabajo, y bien retribuido para todos! ¡Que el Estado se cuide de vuestros hijos, como sangre propia! ¡Que ninguna de las mejoras obtenidas por los obreros queden sobre el papel, sin surtir efecto! Y ahora: ¡CAMARADAS! ¡EN PIE! Escuchad estas palabras del Ausente: ''nuestro sitio está al aire libre, bajo la noche clara, arma al hombro y en alto las estrellas. Que sigan los demás con sus festines, nosotros fuera, en vigilancia tensa, fervorosa y segura, ya presentimos el amanecer de la alegría en nuestras entrañas''.

(Diario ''Azul'', 26/12/1936)



¡Camaradas, que paséis una feliz, revolucionaria, rojinegra y patriótica Nochebuena con vuestra familia y amigos! ¡Que Dios nos aguarde en esta laboriosa pero gratificante tarea!

España, una triste realidad.

Granada, un fin de semana como cualquier otro, nos encontramos ante el fin de semana de fútbol, todo granadino que se precie va a Los Cármenes a gastarse su abono en ver al Granada, es lo que realmente importa, una semana peleando por llenar la olla se compensa en el equipo, una pasión como un sentimiento, ¿crees que realmente merece la pena?

Peleas familiares, desahucios, a los periódicos no parece que les importe, sólo importa reproches acerca de los grandes partidos para ver quién ha robado más a los españoles, la corona a la cabeza se disputa grandes sumas en entrevistas negando la misma princesa saber nada con los desfalcos y timos de su querido marido el Sr.Urdangarín. Rajoy con su fin de la cita mientras Griñán esconde los ‘’ERES’’ que tanto daño hacen al contribuyente andalúz mientras ellos miran atónitos las noticias de que su equipo ha ganado la copa, ¿cuál es el sentimiento español del S.XXI? ¿El imperio donde nunca se ponía el sol o la gran Cuba perdida?. El verdadero sentimiento español, ese que les hace sacar las banderas a la calle no es una victoria política o un sentimiento nacional sino ver a un grupo de personas levantando una copa que nosotros mismos hemos pagado, unos grandes estadios que recuerdan a la antigua Roma en la cual se evitaban revueltas a base de pan y circo. Nada ha cambiado, ni las revoluciones sociopolíticas ni la lucha de nuestros antepasados por evitar la pérdida de identidad y territorios considerada indispensable siglos atrás, no evoco a la nostalgia ni al sentimiento de un imperio perdido sino a una unión de personas con sentimientos similares por no decir idénticos que se fijan más en lo que nos separa que en lo que nos une.

Paseando por ciertos pueblos de mi tierra me dedicaba a preguntarle a gente qué es ser español, ellos ponían el grito en el cielo y comparaban la identidad nacional con una dictadura o con el propio fascismo, comentaban símiles acerca del amor a la Patria con una lucha fraternal entre vecinos incluso entre propios hermanos llegando a la manera más sencilla según ellos de cortar esta conversación en vez de crear una crítica constructiva defendiendo su forma de pensar.
La ignorancia a lo largo de los siglos ha sido uno de los peores caracteres de la sociedad, es más fácil criticar sin sentido y argumentar cosas imposibles que dar un punto de vista parecido a la concepción política nacional.



En el extranjero, durante mis viajes he comprobado con resignación cómo se comparaba a España a una anarquía política, la desconfianza en el gobernante y el azar en el voto a favor de los grandes partidos sin apenas bases políticas en contraposición a los partidos minoritarios tachándolos de extremistas sin concepción de su política e ideología hacer replantearnos una disolución de la identidad patriótica de cualquier español de a pie, el cual teme ser expulsado de esa sociedad por no ser homogénea a la misma.

En los colegios o institutos los escolares lo tienen todo hecho, debes ceñirte al programa planteado por el consejo escolar o atenerse a la sanción impuesta por el mismo. En la sanidad importa más la salud del monarca que el ciudadano difunto por negligencia médica. Esa gente no importa porque terminaron su cotización y son un estorbo para el Estado, son míseros parásitos para sus ojos, aunque hayan defendido esta tierra con uñas y dientes.

A los bancos sólo les importa que pagues las desmesuradas cantidades a cambio de una vivienda digna y una vida, aparentemente, feliz junto a tu familia. Los desahucios están a la orden del día, no les importa el suicidio como los casos ocurridos en Granada, la vida es efímera, el dinero es importante.



En cuanto a la actividad sindical está a la orden del día que los sindicatos más importantes que Uds perfectamente conocerán, reciben subvenciones a costa del contribuyente por obra de la Junta de Andalucía. Agachan la cabeza cuando el trabajador se le recorta medio sueldo indispensable para vivir y se critique a las pequeñas empresas que a duras penas llegan a fin de mes. Criticándolos de capitalistas y fachas cuando a veces requieren de sus propios hijos por no tener dinero para contratar a trabajadores. Esos mismos hijos deben renunciar la mayoría de las veces a sus estudios por evitar la quiebra de las empresas de sus progenitores causando disputas domésticas por la falta de especialización, o dicho de otra manera, perder los estudios y por consiguiente el futuro por los costos educativos imposibles de pagar por el ciudadano de a pie.

Las diferencias entre clases sociales a lo largo del S.XXI se han pronunciado asemejándose a una sociedad medieval de estamentos, pocas personas, rondando el 2% acaudalan la riqueza de nuestro país aprovechándose de una sociedad maleducada y con principios morales tales como el alcohol y las drogas. Nunca le quites al adolescente el botellón del fin de semana a costa de malvivir el resto de la misma. Niños caprichosos a los cuales dan más importancia a dar vueltas con la moto que respetar a su propia familia.

Vuelvo a hacer hincapié en la concepción política nula en la mayoría de los casos contraponiendo a los programas de prensa rosa en los cuales el tinte o el tatuaje del protagonista prima sobre la crisis o la incultura de esta sociedad.

En esta crítica constructiva pretendo poner a pensar a la persona que me lea cuáles son sus verdaderos principios, donde empieza y acaba la moralidad, la identidad nacional, el amor a la patria y al prójimo, porque al fin y al cabo todos somos portadores de valores eternos.

(Redactado y creado por Jose Garra Hispánica y Víctor el 28 de agosto de 2013)

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Unidad falangista, ¿unidad?



Algo de lo que siempre se habla en mundo Nacional-Sindicalista es en la unidad de todas y cada una de las falanges existentes en España. Una unidad que poco conviene a algunos y que muchísimo nos interesa a los demás para ser una columna política fuerte, unida y organizada. Pero para que haya dicha unidad, primero tiene que haber falangistas con una conciencia plena y un espíritu sano. Si no, todo será una chapuza que desembocará en un fracaso. El gran problema es que en nuestro mundillo azul hay mucho disfraz y demasiada hipocresía por parte de algunos. Bien porque viven criticando a los demás (para así hacer saber al resto de que siguen existiendo) o porque prefieren tomar una actitud conformista, sectaria y nostálgica. Son demasiadas las cosas que juegan en nuestra contra (y sabidas por todos) que aburre repetirlas una y otra vez.



Siempre me han preguntado que si apoyo la 'unidad de falanges'. Mi respuesta siempre ha sido la misma: habrá unidad falangista cuando haya verdaderos falangistas que no solo quieran jugar a los enterradores o a los frikifachas que reniegan de nuestro autenticismo revolucionario solo porque 'huele a rojo'. Que no solo piensen en estupideces como que por narices se tiene que llevar la camisa azul hasta para ir al baño. A mí, por ejemplo, no me hace falta llevar la camisa azul para demostrar a los demás lo 'falangista que soy'. La camisa azul, para mí y para muchos camaradas, es parte del uniforme que usaron nuestros camaradas en un tiempo determinado y hoy día no se tiene porqué llevar. La camisa se lleva en el corazón como símbolo de nuestra revolución. Azul proletario de trabajador de industria que siente que el trabajo es más derecho que un deber, porque simboliza a la vez la dignidad del hombre como portador de valores eternos e intangibles. Conozco a muchos de esos frikis que se disfrazan cada 20-N para ir a rezar a una iglesia. Muchos de esos son los primeros en ignorar la esencia de nuestra doctrina y en renegar completamente de conceptos como república, revolución, sindicalismo o autogestión, por el simple hecho de que son propios de 'la izquierda'.


No se debe estar anclado en los años treinta para demostrar nada a nadie. Estamos en el decadente S.XXI que tanto daño está haciendo a las mentes de nuestras generaciones. Nuestra misión es combatir la ''cultura'' que ese siglo ha introducido en las raíces de España y no empecinarnos en mostrarnos como alternativa con una actitud de cripta. La actitud del día a día, la formación y la militancia constantes es lo que de verdad hace al falangista. La mejor forma de recordar a nuestros muertos es luchar por la causa por la que ellos fueron asesinados. Luchando por poner en práctica la doctrina que tanto nos cuesta mostrar al público por los continuos obstáculos que nos pone el represor y dictatorial Estado (anti)Español, con sus métodos ''democráticos''.


Y sí, está muy bien recordar a nuestros caídos. Pero para eso ya existen asociaciones culturales como la Hermandad de la Vieja Guardia o la Hermandad Nacional División Azul. Falange, como (anti)partido político está para servir y luchar por los vivos, por los que son desahuciados de sus casas y por los que pasan mil penurias para poder alimentar a su familia. Hay que dejarse de tanta parafernalia y tomar actitudes verdaderamente radicales ante un Estado que se lucra del hambre de un pueblo sumido en la ignorancia y en el miedo. La revolución que el Nacional-Sindicalismo preconiza no se hace frente a una lápida, la revolución empieza en uno mismo, de forma espiritual. Bebiendo de la teoría de nuestros ideólogos mediante una formación de calidad para, posteriormente, materializarla en un arma eficaz contra la injusticia que hoy se ha hecho ley. Revolución no es solo derrocar a un régimen mediante la unión de todo un pueblo que empuja al viejo orden para conseguir la libertad. Un acto revolucionario es tomar una actitud auténtica acorde a nuestro pensamiento, escribir para concienciar, e incluso no desistir en la militancia política. Esa militancia que muchos toman como un hobby que dejan cuando les apetece. No señores, militar en Falange no es un pasatiempo. Militar en nuestras filas es un sacrificio continuo, una pasión y un sentimiento que roza lo indescriptible. Falange es poesía porque es revolución.